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viernes, 24 de agosto de 2012

Centenario luctuoso de José María Velasco
Toluca, Estado de México.- El Instituto Mexiquense de Cultura, para conmemorar el primer Centenario Luctuoso, hace una semblanza del mejor paisajista mexicano del siglo XIX: José María Velasco.
Nacido en Temascalcingo, Estado de México, tuvo que afrontar la muerte de su padre, don Felipe Velasco, a muy temprana edad y en una ciudad casi desconocida, ya que tuvo que dejar su pueblo natal para trasladarse a la capital de la República Mexicana, realizó toda su formación académica.
El primer lugar al que ingresó para realizar sus estudios fue el Colegio Lancasteriano de Santa Catarina Mártir, al tiempo que trabajaba como dependiente de una tienda de ropa para costear su educación. Posteriormente se inscribe en la Real Academia de Bellas Artes de San Carlos, sin duda el lugar que lo forjó como el gran artista que trascendió su tiempo.
Ahí, su principal mentor fue el pintor italiano Eugenio Landecio, de quien aprendió la técnica y reglas de composición, y con quien entablaría una gran amistad con el paso del tiempo.
Sin embargo, pese a su reconocida trayectoria en la pintura, Velasco también desarrollo un extraordinario interés por el mundo de la ciencia, por lo que de manera paralela a los estudios plásticos, también tomo clases de Geología, Anatomía, Botánica, Zoología, Matemáticas y Física.
Gracias a sus dotes artísticas, el artista mexiquense logro ser nombrado profesor de la cátedra de Perspectiva, en 1868, de la Academia de San Carlos. Ese mismo año contrae nupcias con Luz Sánchez Armas Galindo. En 1889, se convierte en jefe de la delegación mexicana que asistió a la Exposición Universal del París, Francia, para presentar y dar a conocer la producción artística de diversos autores mexicanos, en el marco de la conmemoración por el Centenario de la Revolución Francesa. Un año después, el presidente Porfirio Díaz le asigna el cargo de dibujante fotógrafo del Museo Nacional.
También, en 1893 asiste a la Feria Mundial de Chicago, que se realizó para celebrar el cuarto centenario del Descubrimiento de América.
Luego de sufrir un ataque al corazón, en 1902 abandona la clase de Perspectiva y a partir de 1905 de traslada definitivamente a su casa de Villa de Guadalupe, donde continúa su producción artística de caballete y en tarjetas postales. Desafortunadamente, derivado de su mal cardiaco, José María Velasco fallece el 26 de agosto de 1912 a la edad de 72 años.
José María Velasco nos heredó un extenso número de imágenes de la tierra mexicana a través de sus dos pasiones: la pintura y su familia. Entendió por igual al trópico y la llanura, a la montaña y el valle, así como a las rocas y los ríos, a los cielos y las montañas; con una gran sensibilidad humana. Por eso, su pintura no es ajena a la historia, la ciencia, la sociedad y los cambios de su tiempo.
El próximo domingo se conmemora el primer centenario luctuoso, por lo que el Instituto Mexiquense de Cultura trae al recuerdo la obra de este importante paisajista oriundo de la entidad para revivir su importante legado artístico.

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