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jueves, 26 de abril de 2012

PENDULO POLITICO REFLEXIONES 24-2012  .EMILIANO CARRILLO CARRASCO: PARADIGMAS  COGNITIVOS:
 Nuestro conocimiento opera en base a información, y las unidades de información se producen en la discontinuidad, esto es, en la incompletitud. La continuidad implica la ausencia de fracturasen la realidad, todo está conectado con todo. Sin embargo, nosotros no podemos dar cuenta del todo porque es algo que trasciende nuestra capacidad. Sólo podemos operar en cuanto seres discontinuos, deshaciéndonos permanentemente de parte de nuestro existir, desconectándonos de preocupaciones, dolores, sufrimientos pero también de alegrías y gozos. La vida es una permanente transición entre sístole (CONTRACCION)  y diástole (DILATACION), entre contracción y relajación, entre esfuerzo y descanso.
“perturbación involuntaria y automática del proceso de comprensión por el surgimiento de ideas e imágenes mentales en experiencias cognitivas con objetos abstractos”. No todo lo que vemos existe Este axioma, al cual he denominado principio de la ilusión fenoménica o de la construcción mental, nos muestra que nuestros procesos cognitivos son construcciones hechas a partir de la información provista por nuestros sentidos. Nuestra condición hermenéutica lo que hace es organizar los datos y buscar asignarles un sentido.
 Siempre que vemos, sentimos o percibimos algo es sólo una parte, un aspecto parcial de ese algo. A los seres humanos nos está vedado constitutivamente acceder a la totalidad del conocimiento o de la información, ya que somos creaturas, esto es, seres creados.  En la vida diaria de la tradición greco-judeo-cristiana a la cual nuestra moderna cultura científica y tecnológica pertenece, la realidad y lo real son argumentos que usamos en nuestra coexistencia humana cada vez que intentamos forzar a otro ser humano, sin usar la fuerza, a hacer algo que queremos, y que el otro no hará espontáneamente.
El modelo de “desarrollo” (crecimiento) económico imperante hoy en el mundo, es tributario de un sistema de creencias anclado en la Ideología del Progreso, y es (eventualmente) la culminación del paradigma científico moderno. La hegemonía en las sociedades actuales, ya que todo el sistema de dominación se sustenta en las concepciones y creencias que respecto a las necesidades humanas, los recursos económicos, la riqueza y la pobreza, introduce la economía como ciencia de la escasez.  Es lo que nos ha conducido a pensar el desarrollo humano como un crecimiento infinito y permanente de las cosas. De allí la necesidad de una nueva propuesta que introduzca una concepción distinta de las necesidades humanas.
EL  sistema económico, definido a priori como orientado a la satisfacción de las necesidades humanas, como un sistema en permanente crecimiento, y que por tal razón está funcionalizado hacia el crecimiento. Es casi inconcebible para un economista pensar, por ejemplo, en el crecimiento cero. Casi toda la reflexión económica está organizada en torno al crecimiento. De allí entonces que haya sido necesario repensar y revisar la noción de necesidad.  Si se piensa la necesidad humana como algo asociado a nuestra naturaleza como entes vivos, esto es asociado a nuestra biología y psicología constitutivas, hablamos entonces del ámbito fisio-neuro-psicológico donde se encuentra radicado aquello que llamamos “vida humana”.
 De ser así nos encontramos con la existencia de una naturaleza humana que en lo sustantivo ha cambiado muy poco a lo largo de la historia y a lo ancho de las culturas. Se trata por tanto de una ‘consistencia en lo humano’ compartida por todos los humanos en tanto seres humanos. Eso que llamamos Derechos Humanos, reconocido por el conjunto de la Humanidad, sólo puede tener un correlato de invarianza en el ámbito de las necesidades humanas, siendo éstas las mismas para el conjunto de aquellos que reconocemos como seres humanos. Las teorías tradicionales sobre las necesidades humanas, cual es el subsistema de satisfactores.
 En esa visión al no disponer de la noción de satisfactor se pasa directamente desde la necesidad (algo eventualmente reconocido universalmente y en tanto tal, objetivable) al deseo (algo esencialmente subjetivo). Los economistas han acuñado para resolver el problema una variable proxy  del deseo que sería el concepto de preferencias, expresadas por las personas mediante el consumo.
Constituyéndose así un corpus teórico extraordinariamente simplista en relación al universo de las necesidades humanas .Por tal razón es necesario contribuir a desmontar la visión dominante en nuestra cultura, lo cual requiere de una nueva epistemología que haga posible poder “ver” en su apropiada dimensión el nuevo concepto de Desarrollo a Escala Humana.
 Las visiones dominantes en nuestro imaginario colectivo y que son producto del paradigma dominante hasta el día de hoy en el mundo de las ideas. Parte sustantiva de esta visión sostiene la existencia de un mundo conformado por ámbitos o dimensiones relativamente autónomas entre sí, el cual existe como una realidad “objetiva” exterior a los sujetos, a la cual se puede acceder por medio del desarrollo de las “adecuadas” aproximaciones conceptuales y metodológicas, particulares y propias de cada disciplina científica.
 Es así, entonces, como se opera con la creencia en la posibilidad de acceder a un conocimiento universal y objetivo dela realidad, a una visión única y verdadera de las cosas, suponiendo que las diferencias de visiones, de afirmaciones y de juicios respecto a la existencia responden a ’insuficiencia ’de conocimiento y de objetividad.  Esta concepción es profundamente errónea, y es imprescindible su superación para poder avanzar hacia una concepción sobre nosotros mismos y nuestro papel en el universo, más realista, menos destructiva y más amorosa.
 Nuestras formas de vidas actuales, absolutamente artificializadas nos han empujado a olvidar que los seres humanos somos una curiosa e insondable combinación de cuerpo y mente, de espíritu y materia. Hemos perdido progresivamente la conexión con la Naturaleza y con todo lo que nos rodea y nos permite vivir. Hemos descuidado esa relación mágica y mística con la vida en todas sus expresiones. Hemos ido extraviando la relación con los lugares propios, con el territorio y el paisaje, con aquello que nos ancla y asienta en una localidad, en un domicilio conocido, habitual y peculiar. Hemos ido olvidando nuestra materia prima, nuestra animalidad.
Hemos ido borrando todas aquellas de nuestras huellas que tienen un origen mamífero. Hemos ido perdiendo incluso el uso de algunos de nuestros sentidos, del olfato, del oído, del tacto. Es imprescindible recuperar el valor inherente delo vivo, volver a aprender a ser y estar en la Naturaleza, a revalorarla importancia de la comunidad biótica como nuestra comunidad de intereses.
EL  olvido de nuestra constitución física y biológica no ha empujado a perder esa relación con lo viviente y a desconocer que la vida es un valor absoluto y sagrado. Conformándose así una visión antropocéntrica que nos ha llevado a deshumanizar la conciencia humana, ya que nos habituó a convivir con la idea dela violencia y del predominio del fuerte sobre el más débil, al desprecio de la diversidad y del sufrimiento ajeno, a la negación de la exigencia vital de las creaturas no humanas.


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