Bosque de los Árboles de Navidad
Ciudad de México.-A pesar de la invasión de pinos artificiales chinos, o naturales procedentes de Canadá, los mexicanos son fieles al Bosque de los Árboles de Navidad, a donde cada año acuden a escoger y cortar el pinito que adornará sus hogares.
Enclavado en la carretera México-Cuautla, en el Estado de México, en el bosque se producen árboles de Navidad garantizados, frescos, más durables que los importados, sin productos químicos nocivos al ambiente como en los árboles artificiales. A las personas que acudan a comprar su árbol de Navidad les regalan un arbolito con raíces para plantar, con el objetivo de motivar a niños y grandes a cuidar un árbol vivo y la importancia de reforestar el país.
Acudir al Bosque de los Árboles de Navidad es toda una aventura, ya que no sólo se puede escoger y cortar el pino que adornará el hogar, sino también disfrutar de una vista privilegiada de los volcanes nevados y el intenso olor a pino natural.
Cortar un árbol de Navidad en este bosque no significa atentar contra la flora, toda vez que al cortar el arbolito escogido, el tronco no se muere, sigue vivo y con la posibilidad de producir más arbolitos. Ahí se ubican los plantíos más grandes del mundo de más de 450 mil árboles de Navidad y un vivero forestal modelo, donde los visitantes tendrán la oportunidad de convivir con más de 300 animales como venados, avestruces, llamas, cabras y patos, entre otros.
Los árboles que se siembran en este bosque son el Pino Vikingo, que es un híbrido patentado y desarrollado por los técnicos de este bosque. También sembramos Pseudotsuga, que es el Douglas Fir que se está importando de Canadá, así como los Vikingos Oro y Vikingos Lluvia de Oro.
En el mismo sitio se ubica la histórica Hacienda Panoaya, donde Sor Juana Inés de la Cruz pasó su niñez; además alberga el Museo de Sor Juana Inés de la Cruz, el Paseo Encantado de Juana Inés, el Museo Internacional de los Volcanes, el Lago Panoaya con sus lanchas, la tirolesa más grande de México, el Laberinto Inglés y el Hotel Panoaya.
En esta temporada decembrina, los visitantes podrán disfrutar del Bazar Navideño con 32 comercios y 140 puestos de tianguis de antojitos al estilo casero.
En 1960, en la zona había 2.8 kilómetros cuadrados de bosques próximos a extinguirse y 1.2 kilómetros cuadrados de terrenos gravemente erosionados, con vegetación casi nula, sin embargo, el trabajo de la comunidad logró que actualmente estos bosques estén vigorosos, totalmente recuperados.
Los terrenos antes erosionados, hoy están protegidos en un 100 por ciento con pastizales y plantíos de árboles de Navidad. El área que se ha reforestado es de cuatro kilómetros cuadrados, equivalente a 400 manzanas de una ciudad.
El megaproyecto se financia con la venta de los árboles de Navidad, toda vez que los productores de los pinos han rechazado subsidios del Gobierno .
Enclavado en la carretera México-Cuautla, en el Estado de México, en el bosque se producen árboles de Navidad garantizados, frescos, más durables que los importados, sin productos químicos nocivos al ambiente como en los árboles artificiales. A las personas que acudan a comprar su árbol de Navidad les regalan un arbolito con raíces para plantar, con el objetivo de motivar a niños y grandes a cuidar un árbol vivo y la importancia de reforestar el país.
Acudir al Bosque de los Árboles de Navidad es toda una aventura, ya que no sólo se puede escoger y cortar el pino que adornará el hogar, sino también disfrutar de una vista privilegiada de los volcanes nevados y el intenso olor a pino natural.
Cortar un árbol de Navidad en este bosque no significa atentar contra la flora, toda vez que al cortar el arbolito escogido, el tronco no se muere, sigue vivo y con la posibilidad de producir más arbolitos. Ahí se ubican los plantíos más grandes del mundo de más de 450 mil árboles de Navidad y un vivero forestal modelo, donde los visitantes tendrán la oportunidad de convivir con más de 300 animales como venados, avestruces, llamas, cabras y patos, entre otros.
Los árboles que se siembran en este bosque son el Pino Vikingo, que es un híbrido patentado y desarrollado por los técnicos de este bosque. También sembramos Pseudotsuga, que es el Douglas Fir que se está importando de Canadá, así como los Vikingos Oro y Vikingos Lluvia de Oro.
En el mismo sitio se ubica la histórica Hacienda Panoaya, donde Sor Juana Inés de la Cruz pasó su niñez; además alberga el Museo de Sor Juana Inés de la Cruz, el Paseo Encantado de Juana Inés, el Museo Internacional de los Volcanes, el Lago Panoaya con sus lanchas, la tirolesa más grande de México, el Laberinto Inglés y el Hotel Panoaya.
En esta temporada decembrina, los visitantes podrán disfrutar del Bazar Navideño con 32 comercios y 140 puestos de tianguis de antojitos al estilo casero.
En 1960, en la zona había 2.8 kilómetros cuadrados de bosques próximos a extinguirse y 1.2 kilómetros cuadrados de terrenos gravemente erosionados, con vegetación casi nula, sin embargo, el trabajo de la comunidad logró que actualmente estos bosques estén vigorosos, totalmente recuperados.
Los terrenos antes erosionados, hoy están protegidos en un 100 por ciento con pastizales y plantíos de árboles de Navidad. El área que se ha reforestado es de cuatro kilómetros cuadrados, equivalente a 400 manzanas de una ciudad.
El megaproyecto se financia con la venta de los árboles de Navidad, toda vez que los productores de los pinos han rechazado subsidios del Gobierno .
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